Esta edición décimo aniversario de El dulce fruto (2007), busca mantener accesible a los nuevos lectores la importante obra de Emilio Díaz Varcárcel, un escritor fundamental y paradigmático en la literatura puertorriqueña. Para eso hemos acompañado a la novela con un puntual, profundo y pedagógico estudio preliminar de la Dra. Vivian Auffant que, entre otras cosas, destaca algunos de los elementos que caracterizaron la narrativa de este autor: el compromiso con la realidad puertorriqueña, la experimentación narrativa, la mirada de la juventud, y los efectos de la guerra en el alma de los personajes y los pueblos.
1 (Fragmento)
Cualquiera diría que es un tipo común y corriente, y es que de su facha no se desprende nada extraordinario; tampoco de su inteligencia puede afirmarse gran cosa; aun así, se quiere mucho, a veces tanto que mandaría a erigir un monumento a sus más arraigados valores.
Esto no es narcisismo; muy lejos está de semejante error, simplemente se trata del cuestionamiento de la propia valía, evitando mostrar una falta de autoestima que destruye; no tiene razones para esto, porque, salvo uno que otro desastre –los llama desastre porque suele ser implacable consigo–, todo lo demás ha ido como sobre rieles; quizá exagera –aquí empieza a corregirse– tendría que mirarse desde otra perspectiva como esos tipos que pueden desdoblarse y verse desde afuera, puesto que observarse objetivamente desde adentro es imposible; se contradice: no más empezar y ya está saboteando lo dicho; cuando dice desastre comprende que esa palabra puede servir meramente como desahogo.
Emilio Díaz Valcárcel (1929- 2014) cuentista, novelista y ensayista, nació en Trujillo Alto, Puerto Rico. Forma parte de la promoción de narradores del 50’ que incluye figuras como José Luis González, Pedro Juan Soto y René Marqués. Dirigió la revista cultural Cupey y se desempeñó como Catedrático de Lengua y Literatura en la Universidad de Puerto Rico, de donde se jubiló en 1995. Fundó el Taller de Narrativa del Instituto de Cultura Puertorriqueña y el del Departamento de Español de la Facultad de Estudios Generales de la UPR. Su obra literaria ha sido objeto de estudios y tesis doctorales dentro y fuera de Puerto Rico, y parte de ella ha sido traducida a diferentes idiomas. Su trabajo literario ha sido premiado por instituciones tales como el Ateneo Puertorriqueño, PEN Club de Puerto Rico, Instituto de Literatura Puertorriqueña y Premio Nacional de Las Artes 2002, otorgado por el Instituto de Cultura Puertorriqueña por una vida dedicada al quehacer cultural. Entre sus novelas se destaca: Figuraciones en el mes de marzo, finalista del Premio Biblioteca Breve Seix Barral 1971, que ingresó a Puerto Rico en el “boom” de la literatura hispanoamericana. Su novela El tiempo airado (2014) recibió, póstumamente, el Premio Nacional de Novela del PEN de Puerto Rico.