La isla de Azábara se hunde. Nadie sabe las causas. El gobernante padece de otras tribulaciones. La reportera lamenta las rutas de una vida ante las cámaras. La profesora se motiva con una búsqueda atascada en el pasado. El reportero no encuentra razones para tolerar su rostro genérico. El naufragio de Azábara bien pudiera ser la metáfora de un país que se hunde entre los males contemporáneos: el abuso de los recursos naturales y humanos, la corrupción de sus líderes, y la apatía de sus ciudadanos.
PRIMER DÍA (extracto)
La marejada del muerto hizo pensar a los optimistas en un evento aislado, pero no se imaginaron la devastación nueve días más tarde. Las reseñas no faltaron en las pantallas de los televisores del reino isleño de Azábara. Imágenes de las olas enfrascadas en una rencilla de envidias con la orilla atiborraron los portales cibernéticos. Las habitantes del litoral, vecinas robustas, vestidas con faldas estampadas de amapolas y otras con pantalones de líneas retorcidas, compartían el asombro con sus compañeros pescadores. Esta arena llegaba hasta allí, aseguró una de las damas al señalar una estaca mecida por el oleaje. Sin duda, los marullos han devastado veinte pies de playa, afirmaba ante la cámara uno de los reporteros allí congregados. Los camarógrafos captaron otra sección del terreno costero en donde se apreciaban grietas paralelas premonitorias de otro bocado para el mar. Era como si se hubiera trazado la ruta para la desaparición de aquella costa. Algunos aseguraban sentir temblores mientras se encontraban en el lugar del evento. Los niños se asomaban ante los lentes para saludar a los televidentes del noticiero de las doce del mediodía. Las caras risueñas, con gotitas de sudor y cabellos estrujados por la ventolera se amontonaban frente a la cámara.
José Rabelo (1963, Aibonito, Puerto Rico). Escritor y dermatólogo. Cursó sus estudios en los recintos de Cayey y Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Entre sus publicaciones se destacan: las novelas Los sueños ajenos (Isla Negra Editores, 2011) y Cartas a Datovia (Isla Negra Editores, 2010, premiada por el PEN Club de PR); y los cuentos Esquelares (Isla Negra Editores, 2012). Su relato “Kadogo” fue premiado en el Certamen de Cuento 2014 de El Nuevo Día y publicado en la antología Latitud 18.5 (País Invisible Editores, 2014). Entre sus textos de literatura infantil y juvenil se destacan: Cielo, mar y tierra (Ediciones payaLILA, 2003, Premio Nacional de Cuento Infantil del PEN Club de PR) y P.A.M. (Publicaciones Educativas, 2013, novela premiada por el PEN Club de PR); y Club de calamidades (Ediciones SM, 2014, Premio El Barco de Vapor). Actualmente imparte clases en la Maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.